martes, 22 de noviembre de 2016

Horno de tambo en San Cristóbal de Las Casas

Fotos de Larizza A.

Hola de nuevo... tiene rato no me subía al blog de panes y peces, pero he andado bastante distraído con otros menesteres, y bueno, hoy tengo un pretexto genial para volver. Sucede que hace unas semanas Tierra Roja Cuxtitali A. C. lanzó una convocatoria para aprender a construir un horno de tambo, y yo, por supuesto, me apunté.

Acá hago la aclaración de que ésta entrada no es un tutorial, más bien una crónica de lo acontecido en esos dos días de enseñanza. Para tutoriales, basta con los existentes en la red, tutoriales varios y variados. Con ésto quiero decir que hay varias formas de construir un horno de este tipo, solo es cuestión de que te importe la idea para llevarla a buen puerto.
 

En la memoria tengo recuerdos del pan recién horneado en el pueblo de mis abuelos maternos. "Abuelita milagro que haces pan de la nada" dijera Leonardo Favio. Recuerdo también una película donde un tal Robinson Crusoe, un náufrago quien habita más de veinte años en una isla cerca del Orinoco, y que aprende a subsistir reaprendiendo a elaborar distintas cosas, entre las que destaca en mi memoria el horno de pan. Imaginaba que al personaje le daba la misma felicidad que a mi, cuando me encontraba frente a una pieza de pan, calientita, lista para ser devorada.


Esa misma felicidad sentí cuando llegamos al lugar donde se realizaría los trabajos para el horno. Antes de eso no me imaginaba cuántos pasos se debían dar para realizar el monolito. Conocí a Rubén, nuestro instructor y así, sin más, nos pusimos manos a la obra. Cortamos una lona para preparar "las cargas" de barro, las cuales se mezclan con los pies, no las manos. Para éste momento de la preparación anuncié mi retirada, si me mojaba los pies de seguro me enfermaría. a estoy "tío" y no aguanto esos trotes, además de que el clima era realmente frío para un personaje de la rivera chiapacorceña, como yo.

Rubén y otros más hicieron los honores a la mezcla, la que debía de darse una amasada de dada lado, para integrar los ingredientes arena, barro y juncia seca. Se realizaron más de diez "cargas", la que servirían para la base del horno y para la unión de los ladrillos. En internet se hallan estructuras de lámina sobre cemento, o bloques de tabiques perforados, o totalmente metálicos. El que nos convocaba sería de ladrillos y barro, y el tambo de metal por supuesto.

Olvidaba mencionar que estábamos construyendo sobre una base previamente elaborada para sostener el horno. Esa base es de cemento, aunque nos comentaba Rubén que existen también de madera y de metal. Se tomaron las medidas pertinentes, y se buscó la mayor simetría posible, porque la calidad no está peleada con la belleza, eso sí que es definitivo.


De a poco, una vez cuadrada la superficie para los ladrillos, se fueron disponiendo en forma de U, los cuales fueron colocados relativamente rápido, cuidando que estuvieran derechas las paredes, con la ayuda de un nivel y una tabla recta. Mientras las cargas iban llegando, y las paredes creciendo, el horno iba tomando forma, lo que me emocionaba bastante. Fuimos seis los suertudos.



Las lineas rectas se terminaron al llegar la hora de armar el techo. Había que construir una serie de arcos, los cuales se resolvieron con un pedazo de lamina como apoyo, enciam del tambo, separados por unos moldes metálicos que Rubén mando a elaborar para esa parte de la construcción, la cual se afianza con taquetes o cuñas, aseguradas después con un poco de la mezcla, para evitar que se muevan. Lo demás lo hace el mismo peso de los ladrillos.




Una vez afianzada la moldura para el arco, se comenzó a colocar los ladrillos, igual separados con cuñas y después con piedras. El techo requiere de paciencia y de buen ojo, porque como les decía antes, la calidad no debe de estar peleada con la belleza, y la estética es importante, pero más la simetría. Por eso en esta parte de la construcción deberás de estar sereno, y colocar los ladrillos de manera cuidadosa.

 



 

 




 








La chimenea debe de colocarse antes de la segunda tande del techo, en el arco de enmedio, y asegurarse con más mezcla. Esta chimenea es aparte de práctica, económica.



 




El resultado es extraordinario, una vez terminada la estructura, la cual deberá de darse los acabados interiores (techo y base del tambo), culminando con el sellado del tambo.







Una vez concluído, se deberá de esperar una semana al menos, para que seque. Se puede quemar leña de manera leve, para ir ayudando a que la humedad se aleje, y de paso ir "curando" el horno, el cual estará listo dentro de poco para darnos un atracón de pan y pizza... y lo que se acumule.




Por mejores INFIHORNOS

miércoles, 27 de mayo de 2015

Pan de dulce, al estilo Lara & Héctor

¿Desde dónde? ¿En qué instante cabalgó, en la memoria de éstos días, la Maravilla? Fue una tarde de un siglo que ya no existe. Fue en casa de los abuelos, cuando sucedió lo escrito en el poema, donde la abuelita menuda (mi abuela Carmen) hacía pan de la nada. Yo comí lo que a otros está negado en estos días, y no abundaba el dinero, ni las riquezas económicas ni alguna excusa de esas que esgrimen los infelices por voluntad, los insatisfechos, que no tienen nada más que dinero.

Tengo aún en la memoria el pan recién horneado. Tengo el calor del café, el olor a madera quemada, el ejido inmerso en olores y colores que marcaron mi corazón y me dieron la sustancia que hasta hoy me mantiene ilusionado. No hay nada mejor que los oficios nobles, verdaderos.

Mi Maestro Shido es chingón, y mi maestra postrera la mitad de mi corazón. Ambos me han llevado de nuevo hasta allá, donde las cosas se hacen de otra manera.

A continuación encontrarán más de cuarenta fotos del registro de los hechos, digno de una crónica que no me atrevo a realizar, quizá porque soy un cobarde -refiero a Borges-. Les dejo este testimonio gráfico, que aún hoy sigo degustando como aquellos días de cuando fuimos otros, los mismos.

Gracias infinitas, Lara & Héctor... Por mejores mundos...